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UIW Global Online I La Inteligencia Espiritual en las Compañías

La Inteligencia Espiritual se refiere a la capacidad de una persona para reformular y recontextualizar las experiencias desde una perspectiva que reconoce, valora su sentir, su pensar y que toma en cuenta la convivencia con el otro. En esta entrada el Dr. Juan Pablo Sánchez, Docente en el Programa de UIW Global Online, enmarca las principales teorías sobre este tema, para resaltar la importancia de cultivar la Inteligencia Espiritual en las organizaciones. 



Hace 30 años, Daniel Goleman, publicó su libro
La Inteligencia Emocional  (Goleman, 1995), con el que sorprendió al mundo en general y al ámbito de los negocios; incluso su obra es best seller

Sin embargo, el tema de la inteligencia espiritual (IE), está cobrando una mayor relevancia, al grado de convertirse en una materia emergente, que al igual que la emocional tiene relación y aplicación en prácticamente todas las áreas de actividad e interés de los seres humanos y desde luego en las Compañías. 

Howard Gardner, desde que publicó su obra seminal Teoría de las Inteligencias Múltiples (1983), ha continuado investigando al respecto y llegó a identificar 12  tipos de inteligencia, entre las cuales destaca la existencial; que se refiere a la  capacidad para plantear y reflexionar acerca de grandes cuestionamientos  humanos, como: el amor, la vida y la muerte, el bien y el mal, nuestra naturaleza  humana, la calidad de la existencia, entre otros. 

Otros autores como Raúl González-Franco de la Peza, en su libro Inteligencia Espiritual sin Espíritus ni Dioses (2020) señala que ésta es una importante alternativa para el aislamiento y el desasosiego que experimentan muchas personas hoy día. 

Igualmente señala que la IE nos conecta con lo más profundamente humano de nuestro ser y nos permite abrirnos a nosotros mismos, a los demás y al entorno, reconciliándonos entre nosotros y con el mundo.


Para este autor la dimensión espiritual del ser humano involucra cuestiones como  la autoconciencia y la reflexión. 

La IE se refiere a la capacidad de una persona para reformular y recontextualizar las experiencias desde una perspectiva que reconoce, valora su sentir, su pensar y que toma en cuenta la convivencia con el otro para, con ello, transformar su  comprensión de la realidad. 

González-Franco sugiere que es imprescindible abordar nuestra vida cotidiana a  través de una visión más espiritual y de la mano de las inteligencias emocional y  racional. En conjunto, éstas forman parte de la dimensión analítica que le permiten  al ser humano entender los procesos más esenciales que ocurren en el mundo,  tales como los procesos de sentir, pensar y reflexionar, y que le dan sentido a la  existencia como seres humanos. 

La inteligencia espiritual es un puente o un camino que nos lleva a decidir cómo habitar el mundo de manera que nuestra humanidad se despliegue plena y gozosamente 

Para este investigador, la espiritualidad no se asocia solamente a lo que es sagrado o a la veneración a alguna divinidad, más bien es la capacidad de dotar a la realidad  de significado para cambiar la forma en que la comprendemos. 

Finalmente, Dana Zohar e Ian Marshall, en su magistral obra Inteligencia Espiritual  (2001), se refieren a ésta como la capacidad con la que afrontamos y resolvemos problemas de significados y valores; la inteligencia con que podemos poner  nuestros actos y nuestras vidas en un contexto más amplio, más rico y significativo; la inteligencia con que podemos determinar que un curso de acción o un camino vital es más valioso que otro. 

Zohar & Marshall (2000), en su libro Conectando con Nuestra Inteligencia Espiritual, proponen 12 principios de la IE, que bien dimensionados y comprendidos se pueden aplicar sin lugar a dudas, por todas las personas que conforman una Compañía, obteniendo como resultado un mayor sentido de vida, personal y organizacional, así como una mayor motivación y desde luego rentabilidad, sustentabilidad y  sostenibilidad. 

Los doce principios son:  

  1. Conciencia de sí mismo. Saber lo que creo y valoro y qué es lo que me motiva  profundamente. 
  2. Espontaneidad. Vivir y responder al momento. 
  3. Dirección por la visión y los valores. Actuar de acuerdo a principios y profundas  creencias y ser congruente con ello. 
  4. Holismo. Ver patrones más amplios, relaciones, conexiones y tener un sentido  de pertenencia. 
  5. Compasión. Tener la cualidad de “sentir con” y empatía profunda. 6. Celebración de la diversidad. Valor a otras personas por sus diferencias y no a  pesar de ellas. 
  6. Independencia de campo. Permanecer en contra de la multitud y poseer  convicciones propias. 
  7. Humildad. Tener la sensación de ser un actor en un gran drama en el verdadero  lugar de uno en el mundo. 
  8. Tendencia a formular preguntas del ¿por qué? de las cosas. Necesidad de  entender las cosas y llegar al fondo de las mismas. 
  9. Habilidad para re-encuadrar. Apartarse de una situación o problema y ver el  cuadro grande; ver los problemas en un contexto más amplio. 
  10. Uso positivo de la adversidad. Aprender y crecer a partir de los errores, los  reveses y el sufrimiento. 
  11. Sentido de vocación. Sentirse llamado a servir y a devolver al mundo algo de lo  recibido. 

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