En este artículo, el Mtro. Erasto Rodríguez Sandoval, Director de la Licenciatura en Administración y Finanzas, comparte su opinión sobre el panorama del comercio exterior de México.
En la actualidad, estamos viviendo una época convulsa con nuestro vecino del norte, Estados Unidos, el gobierno de ese país ha decretado cobrar aranceles del 25% a todos los productos tanto mexicanos como canadienses, esto derivado, según argumenta el Presidente Trump, la deficiente atención a los problemas de inmigración y otros temas por parte del gobierno mexicano, de aplicarse esta orden, además de afectar a los propios ciudadanos americanos, afectará de manera directa las exportaciones mexicanas hacia ese país.
Para ponernos en el contexto, debemos comprender que los aranceles son impuestos que dictan los gobiernos, por diferentes motivos, a los productos que ingresan a su país, la mayoría de las veces son para proteger a la producción nacional de la competencia extranjera y otras veces, como es el caso actual, para presionar a otros gobiernos en temas puntuales.
Para dar un ejemplo, supongamos que en México una fábrica de zapatos tiene como costo de fabricación por cada par $500.00 pesos, lo vende a las zapaterías en $700.00 para tener una utilidad, pero la misma zapatería importa de otro país un par de zapatos por $400.00 pesos, esto en automático deja fuera de competencia al productor local puesto que es muy probable que por economía de los consumidores, se vendan más los zapatos de procedencia extranjera, en este caso, el gobierno puede decidir imponer un arancel, digamos, del 50% a los zapatos importados, con esto, el zapato de otro país le costaría a la zapatería $600.00 pesos, entonces la competencia por precio sería más equitativa, ya que el consumidor podría decidir entre el par de zapatos nacional o el importado con un mínimo de diferencia en el precio que es el principal factor que estamos analizando en este ejemplo, pero tampoco podemos dejar de lado el tema de calidad y otros factores que consideran para la decisión de compra del consumidor.
Regresando a la situación con el país vecino del norte, al aplicarse los aranceles, como se tiene planteado (hoy suspendida su aplicación durantre 30 días), los consumidores estadounidenses tendrían que pagar 25% más por los productos de origen mexicano, esto no solo en productos terminados, también en materias primas, lo cual, afectaría de manera directa el precio final de los productos causando en ese país lo que conocemos como inflación.
Pero ¿qué pasaría entonces en nuestro país?, situémonos en un ejemplo, un alto porcentaje de la producción nacional de aguacate se exporta a Estados Unidos, al aplicarse las tasas arancelarias, la exportación del producto disminuiría puesto que al llegar a Estados Unidos sería 25% más caro, entonces los compradores en Estados Unidos podrían no comprar el producto, esto implicaría que los productores tendrían que buscar otros mercados para vender el aguacate no exportado o venderlo en el mercado local, en teoría, esto representaría una disminución en el precio a nivel local, siguiendo las leyes de economía que dicen que “a mayor oferta, menor demanda y por ende disminución de precios”, podríamos decir que en el corto plazo nos conviene como consumidores tener aguacate barato pero esto provocaría pérdidas a los productores ya que habría una saturación del mercado y poca gente queriendo consumir el producto, por más que nos guste el guacamole, sería demasiado producto para consumir en una temporada.
Estamos ejemplificando un solo producto, pero si analizamos con cada uno de los productos que México fabrica y exporta en gran medida a Estados Unidos, tendríamos una sobreproducción o saturación en inventarios de productos no vendidos con la consecuencia de pérdida de empleos por la disminución de fabricación o cierre de empresas por las bajas ventas.
Se dice que las crisis generan oportunidades, podría ser el momento para que las empresas exportadoras empiecen a voltear hacia otros lados en el mundo para vender sus productos y poder equilibrar la balanza para no depender en alto porcentaje de un solo país, y así poder tener un comercio internacional más estable y unas finanzas públicas más sanas.